viernes, 23 de mayo de 2008

Happy Pills


Las buenas ideas siempre son la clave para el desarrollo de un trabajo óptimo. Esta máxima la tienen muy clara las componentes de m-m. Marion, Mireia y Merche, dos directoras de arte y una decoradora, 
 fueron las encargadas de hacer de una tienda de gominolas toda una novedosa experiencia urbana. 

En su página web nos cuentan de forma muy divertida como se llevo a cabo la elaboración del proyecto. En primer lugar, se les ofrece el trabajo: "Al lado de la plaza de  la Catedral, en la calle Els Arcs, de Barcelona, entre dos grandes edificios había un pequeño local disponible". Es muy estrecho, pero el dueño quería crear allí, según cuentan, una tienda de chucherías. El mayor problema estaba en que alrededor ya existían otras tiendas dedicadas a lo mismo y no había cerca ningún colegio o instituto el cual se convirtiera en un target potencial. Por tanto, Marion, Mireia y Merche pensaron: "Bueno, pues si no se le pude vender chucherías a los niños habrá que vendérselas a los adultos y turistas que por allí pasen". En este momento, surgen las dudas debido a que los adultos se muestran reticentes a comprar gominolas por su alto contenido en azúcares, por el simple hecho de verlo cosa de niños, etc. " 

En esa tesitura pensamos en el hecho más o menos comprobado por todos que comer algo dulce conlleva una pequeña subida del estado de ánimo. Visto así las chucherías son auténticos bocados de felicidad". Así, surgió la idea de Happy Pills (pastillas de la felicidad). Se le dio al producto un toque farmacéutico, acercándolo a la mentalidad adulta de una medicina buena para la salud y es espíritu: botes, indicaciones de uso, etiquetas médicas, todo era digno de la mejor farmacia de vanguardia. Las indicaciones de uso apuntaban cosas como: Contra los lunes, la dieta de la piña, los domingos sin fútbol, los domingos con fútbol, el calentamiento de la tierra, las lavadoras que se estropean sin avisar, los días grises, los síndromes premenstruales, la pitopausia, las raíces cuadradas, etc. La composición era algo así como:  azul cielo, amarillo limón, humor negro, chiste verde, Algodón de azúcar, naranjas de la china, esencia de amanecer, etc. Todo ello escrito en las paredes de la pequeña tienda en letra grande y clara. Por supuesto, antes de tomar un medicamento hay que leer el prospecto. 




Incluso idearon un kit para emergencias y tabletas semanales con la dosis idónea de gominolas. Esta creativa idea causó mucha expectación y los curiosos no dejaron en los primeros días de su apertura   de amontonarse en las puertas de cristal. Las revista de mayor prestigio en el mundo del diseño, la moda y la arquitectura se hicieron eco de este maravillosos proyecto llegando a ocupar las primeras planas. 

Marion, Mireia y Merche demostraron grandes dosis de humor y un claro compromiso con la creatividad. "Si piensas en un proyecto conjuntamente desde el principio seguro que sale una cosa coherente en la que una disciplina construye sobre la otra. Nosotras desayunamos siempre juntas y estamos permanentemente en contacto. Imagínate lo que puede ver una arquitecta en un envoltorio de caramelo o una diseñadora gráfica en un muro o una puerta", comenta Merche. Lo dicho, imaginación al poder!









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